¿Qué es la gratitud desde la neurociencia?
Gratitud, esa sensación tan agradable, que nos llena, tanto al que da las gracias, como al que las recibe. La gratitud se considera una emoción compleja, vinculada tanto al bienestar como a la conexión interpersonal. La gratitud modifica los procesos neuronales de nuestro cerebro, por lo que no se trata de una simple emoción, sino que tiene detrás una importancia que no solemos ver.
¿Qué áreas del cerebro se activan cuando sentimos gratitud?
Dentro de nuestro cerebro, cuando sentimos gratitud, se activan diversas áreas. Podemos ver como la corteza prefrontal medial, que se encarga del juicio social y la toma de perspectiva, a su vez, también el hipotálamo, que regula las emociones, también muestra cambios en el cerebro, ya que estas zonas se activan. Hemos recibido un estímulo que nos ha tocado emocionalmente y por eso en el cerebro notamos que estas zonas se activan.
Como bien te habrás dado cuenta a lo largo de tu vida, el cerebro se acuerda más de lo que nos da contenido emocional que de lo que no es emocional. Pongamos un ejemplo, seguramente no te acuerdes de la última vez que te ataste las zapatillas antes de salir de casa, ya que esto es algo cotidiano, pero es posible que te acuerdes más, de la primera vez que tuviste relaciones sexuales con tu pareja, ya que esto cuenta con un contenido emocional muy intenso.
Gratitud y dopamina: la química del bienestar
En este sentido, es importante saber que la gratitud activa el sistema de recompensa cerebral y promueve la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Y es que dopamina y serotonina están relacionadas con la sensación de bienestar, motivación y placer, como puede ocurrir en emociones positivas como la alegría o el amor.
La gratitud, nos hace estar más felices a nivel cerebral, es una sensación reconfortante y nos llena el pecho, en sentido figurado. Por eso, es tan importante trabajar la gratitud, ya que salimos ganando en todos los sentidos.
¿Cómo influye la gratitud en la salud mental?
En cuanto al tema de la salud mental, totalmente relacionado con el cerebro, que duda cabe, podemos ver que la gratitud tiene un impacto positivo para que puede reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. Además, practicar la gratitud regularmente puede generar cambios estructurales en el cerebro, fortalecer la resiliencia emocional y aumentar la satisfacción vital.
Cuanto más practiquemos la gratitud, mejor estaremos y mejor nos sentiremos.
Beneficios neurológicos de practicar la gratitud a largo plazo
En este sentido, en el tema de la gratitud y sus beneficios neurológicos podemos observar como la repetición de emociones positivas puede fortalecer conexiones cerebrales beneficiosas. Es importante tener en cuenta que el cerebro se va a ir adaptando, es cerebro cuenta con una plasticidad por lo que se amolda a las emociones que vamos sintiendo. Si estamos en un bajo estado de ánimo, el cerebro se resentirá, pero si estamos en un buen momento emocional y estamos bien regulados, el cerebro se sentirá mejor.
Muchas veces pensamos que, lo que tenemos es lo que hay, pero hay mucho margen de mejora en muchos aspectos y muchos ámbitos, y el cerebro, naturalmente, que no es una excepción.
Gratitud y relaciones interpersonales: una base cerebral para la conexión
En cuanto a las relaciones interpersonales y la gratitud, comentaremos que la experiencia de gratitud mejora la empatía, la confianza y la cooperación a nivel neuronal. Esto guarda gran relación con las hormonas sociales que hemos hablado anteriormente y el rol del cerebro social.
Al fin y al cabo, somos seres sociales, necesitamos de una comunidad, de una sociedad para sobrevivir, sin unos padres que nos cuiden cuando somos bebés, nuestras posibilidades de sobrevivir serían muy bajas, lamentablemente, por poner un ejemplo. Por eso, a nivel social la gratitud también juega un papel importante, ya que conectar con los demás, sentir gratitud, puede ayudarnos a estar bien emocionalmente.
¿Se puede entrenar el cerebro para sentir más gratitud?
Sí, el cerebro se puede entrenar para sentir más gratitud. Aunque puede que pensemos que no, la respuesta es que sí, siempre y cuando queramos hacerlo y estemos dispuestos a enfrentarnos a los retos que esto implique hacer, naturalmente.
Por lo que, si queremos entrenar nuestro cerebro, podríamos realizar algunas estrategias basadas en la evidencia, como puede ser la meditación de gratitud, hacer un diario emocional, visualización positiva o incluso ejercicios de mindfulness. En este sentido, tenemos que ser conscientes de que este cambio llevará consigo una constancia si queremos resultados y un compromiso para querer cambiar las cosas.
Muchas veces queremos estar bien, pero quizás en ese proceso hay un peaje que pagar, a base de sacrificio, esfuerzo y días que no estemos motivados, así que si queremos mejorar nuestra gratitud y entrenar nuestro cerebro, tomémoslo en serio para cambiar a mejor nuestra vida.
La gratitud como herramienta neuroemocional
Para finalizar, comentaremos que cultivar la gratitud no es solo un acto emocional, sino también un hábito que modifica nuestro cerebro y mejora nuestra vida en múltiples niveles, como puede ser fisiológico, emocional y relacional.
Trabajar la gratitud nos permitirá valorar lo que tenemos, reconocer y apreciar a las personas que nos quieren bien, algo tan importante y que a veces dejamos de lado, por eso, la importancia de que los psicólogos divulguemos acerca de temas así, ya que, si queremos estar bien con nosotros mismos, todo empieza en el cerebro y en estar bien con uno mismo.
Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana.
Es licenciado en Psicología y Máster en Psicología General Sanitaria por la
Universidad Católica de Valencia.Está especializado en el tratamiento de ansiedad, autoestima, duelo y depresión, con un enfoque basado en evidencia científica y adaptado a las necesidades de cada paciente.
Actualmente ofrece terapia presencial en Denia y atención online. Su trabajo se apoya en la empatía, la escucha activa y herramientas contrastadas de la psicología clínica.