Si quieres vender libros y llamar la atención cuando hables de psicología introduce el término ‘’felicidad’’ y verás como tu mensaje atrae todas las llamadas. El ser feliz, buscar la felicidad y como hacer para que esta se mantenga es uno de los objetivos vitales de muchas personas que ahora pueden estar echándola en falta.
Entiendo que la felicidad sea uno de los motivos de vida de mucha gente, pero como te habrás dado cuenta a lo largo de tu vida, obsesionarte y dedicar demasiado tiempo a cosas que no dependen de nosotros absolutamente, causa un desgaste y nos puede llevar a, paradójicamente, ser infelices.
¿Por qué la búsqueda constante de la felicidad puede ser contraproducente?
La sociedad moderna impulsa la idea de que la felicidad es un objetivo final, algo que siempre debemos alcanzar. Parece que, si no eres feliz, tienes que serlo, caiga quien caiga, a veces sin reparar las consecuencias que esto puede llegar a tener. Y es que esta obsesión por ser feliz puede llevarnos a ignorar emociones reales, a sentir que no somos suficiente y a compararnos constantemente con otros.
Por eso, poner tu felicidad sobre todas las cosas puede llegar a ser un fallo, porque quizás lo que hoy te hace feliz, mañana te es indiferente, ante cualquier situación es importante razonar bien nuestras emociones e intentar tomar una decisión equilibrada, más que dejarnos llevar por la emoción del momento. Muchas veces nuestra idea de felicidad, al igual difiere con algo beneficioso para la salud mental.
El papel de las expectativas irreales
Las expectativas poco realistas de lo que significa ser feliz pueden sabotear nuestro bienestar. Las expectativas tienen que ser equilibradas y realistas. A veces las personas pedimos felicidad cuando quizás la situación y el entorno nos pide ser fuertes y superar ese mal momento. Es decir, pongamos que tienes un problema grave en tu vida y estás más centrado en que tú seas feliz, que en tratar de buscar una solución a ese problema. Es decir, quizás en esa situación tu felicidad no sea la prioridad y tengas que preocuparte de cosas más importantes y urgentes.
Fijarse en arquetipos idealizados sobre la felicidad puede llevarnos a que nos decepcionemos, sobre todo cuando nuestra vida no cumpla con esos estándares que nosotros hemos interpretado como ‘’felicidad constante’’. A veces la vida no es justa o no es como queremos y si nuestras expectativas son irreales, pasaremos ese mal trago con más angustia. Por eso, tengamos equilibrio a la hora de mezclas expectativas con felicidad y seamos honestos, en la medida de lo posible.
La trampa de compararse con los demás
La comparación constante, por ejemplo, mediante redes sociales, puede ser una fuente importante de infelicidad. Ya escribí una entrada al Blog hablando sobre esto, pero centrándonos en el tema de la felicidad, es un arma de doble filo este tema y las comparaciones con los demás, ya que te habrás dado cuenta que sea lo que sea siempre habrá alguien que tenga más o sea mejor que tú, y esto no es malo, sino es una verdad de la vida. Por eso, la felicidad debe ser algo genuino tuyo, que te llene a ti, no algo que nos sirva para decirle a alguien ‘’tengo más que tú’’. Centrémonos en nosotros y lo que hagan los demás, tratemos que nos afecte lo menos posible.
La vida idealizada de otros nos puede llevar a sentir que nuestras vidas son insuficientes o imperfectas, afectando negativamente a nuestro bienestar.
¿Qué es la “tiranía de la positividad”?
Este tema está en el ambiente y es que la conocida ‘’tiranía de la positividad’’ es esta corriente peligrosa que trata de evitar toda emoción ‘’negativa’’, desagradable, en pos de una de felicidad constante, algo que no es realista y nos puede casuar una gran frustración.
Llevo años luchando contra esto, me parece que es una de las corrientes más tóxicas en cuanto a salud mental, psicología y redes sociales. Negar, silenciar o menospreciar todo aquello que no sea felicidad es negar la realidad del ser humano, es solo ser ‘’positivo’’ a conveniencia, es como querer ser feliz por buffet libre, coges lo que te interesa y lo que no, lo tiras y es que la vida no funciona así.
Reprimir o ignorar emociones importantes, por muy desagradables que sean, tristeza por ejemplo, nos puede causar una gran frustración, ya que no estamos viendo el mundo con las gafas limpias y el espejo por el que vemos lo que nos rodea está distorsionado, por muy ‘’positivo’’ que sea.
Aceptar todas las emociones como parte de la vida
La clave para una vida equilibrada es aceptar todas las emociones, no solo las positivas. Como dije antes, la vida no es un buffet libre en el que eliges, según tu gusto y tu antojo lo que si y lo que no.
La tristeza, la rabia, la frustración, la incertidumbre forman parte del crecimiento personal y pueden enseñarnos lecciones importantes, contribuyendo a una felicidad más realista. No es que no quiera que seáis felices, ni que sea como Mister Scrooge y odie la navidad, pero es que hay una dictadura de la felicidad que aunque nos tapa los pies con la sabana, nos deja medio cuerpo sin arropar y quizás no sea la medida más correcta para afrontar la vida.
La importancia de enfocarse en el presente
A veces el fallo radica en que queremos ser felices en un futuro y se nos va la vida haciéndonos películas sobre nuestro futuro ideal, pero estamos descuidando nuestro presente, no lo vivimos como toca, por desgracia. La atención plena, también llamado mindfulness y trabajar la gratitud nos pueden ayudar a valorar y disfrutar más del presente en lugar de buscar continuamente un estado ideal de felicidad.
Muchas veces no valoramos lo que tenemos, refunfuñamos por lo que quisiéramos tener y pensamos que la felicidad es algo que aún está por llegar, pero es posible que con lo que tengamos, seamos afortunados.
Encontrar el equilibrio: la felicidad como resultado, no como meta
La felicidad es un resultado natural de vivir de acuerdo con nuestros valores y de buscar un propósito, no es una meta que tienes que perseguir, como si fuese llegar a hacer un número de repeticiones en un ejercicio físico.
Tenemos que poner el foco en lo que realmente nos importa, ya que eso es lo que en realidad nos ayudará a sentirnos más satisfechos. El fallo aquí es pensar que la felicidad vendrá sola o que cuando llegue eso que nosotros pensamos en nuestra cabeza, la felicidad caerá por arte de magia y será como nosotros queríamos, no suelen ir así las cosas en esta gran experiencia llamada vida.
La importancia de definir la felicidad por uno mismo
Tu felicidad tienes que marcarla tú, tú tienes que definir que es felicidad para ti, quizás para alguien sea viajar o coleccionar cromos y para ti, felicidad es estar tranquilo en tu casa viendo una película, cada persona tendrá su visión personal. Como ves, lo importante es que tu idea de felicidad sea algo genuino y que te llene a ti, no a los demás.
Tener una visión propia de lo que significa ser feliz puede ayudar a sentirnos realizados sin necesidad de buscar constantemente algo que nos falta, por eso te hice especial énfasis antes en la importancia de trabajar la atención plena y la gratitud.
Cómo cultivar el bienestar sin obsesionarse con la felicidad
En este apartado será importante dedicar tiempo a actividades que realmente disfrutemos, pasar tiempo con tus seres queridos, hacer un plan que te guste, desconectar fuera de casa y más cosas que se te pueden ocurrir son situaciones que te pueden hacer feliz, no toda felicidad tiene que ser lujos caros y viajes por Europa.
También será capital establecer relaciones auténticas, si te das cuenta muchas ideas de felicidad son más jugosas si estás acompañado, tener una mesa de personas que te quieran, un buen entorno familiar, una pareja que te apoye y unos buenos amigos de calidad quizás sea lo más parecido a la felicidad que pueda darte la vida, más allá de caprichos materiales temporales.
Y por último y no menos importante, cuidar de nuestra salud mental y emocional, si quieres ser feliz vas a tener que trabajar en tu equilibrio en muchas facetas de tu vida.
La felicidad como un viaje, no como un destino
Para cerrar este tema, quiero comentarte que la felicidad es un proceso continuo que experimentamos en diferentes momentos y no un estado permanente que debamos alcanzar. Te propongo que bajes una marcha en esa posible búsqueda obsesiva que tengas sobre la felicidad y que te centres en aquello que de verdad. Verás que puedes vivir de manera más plena y encontrar satisfacción viviendo el presente.
Esto es como si tu objetivo de vida fuese ir a Roma a hacerte una foto en el Coliseo y comerte un helado en Piazza Navona, pero que todo el resto del viaje no cuente para ti o que no le des importancia a los nervios previos del viaje, llegar al aeropuerto, las esperas, despegar, llegar a otro país… A veces cuando nos centramos en la felicidad, obviamos otras cosas buenas y malas que son el conjunto completo de esas experiencias llamada vida.